Foto de Félix Portes- Ley Acceso a la Información Pública
Washington, D.C. Recientemente ha
surgido gran consternación en la población dominicana, debido a la doble moral
ejercida por la clase política en cuanto a los ingresos recibidos por los
integrantes de esta. Dice una famosa frase que “los pueblos tienen los
políticos que merecen”, sin embargo, pienso que este aforismo se equivoca en el
caso de la República Dominicana, pues el pueblo dominicano es uno de gente
trabajadora, solidaria y con sensibilidad humana que no ha tenido buena suerte
con la clase política dominante de los últimos 20 años (varios partidos). ¿Qué
está pasando con estos políticos que se burlan del pueblo en su propia cara?
¿Es infinita la paciencia de los dominicanos? Ellos deberían subestimar menos
su propio pueblo porque a todo le llega su final.
Fidel Castro llevó por medio siglo
su revolución cubana para bien o para mal de su pueblo, Danilo Medina está
tratando de llevar su revolución educativa, los indignados de España, Londres y
Wall Street dieron bastante dolor de cabeza en su momento, la Primavera Árabe no sólo cambió el mundo,
también derrocó gobiernos impopulares en toda esa región hemisférica, sino
pregúntenle a Hosni Mubarak en Egipto o a Mohamed Ghannouchi en Túnez. En este
continente tuvimos una pre-primavera latinoamericana cuando el pueblo de
Guatemala en las calles hizo caer a Otto Pérez Molina. Algunos de estos países
son políticamente menos estables que RD, pero cuando el pueblo habla se hace sentir y
los políticos se ven obligados a dimitir. Nadie lo ve y puede sonar un poco
exagerado, pero si los políticos dominicanos siguen subestimando al oso
durmiente llamado pueblo, RD estaría recorriendo el camino que acabo de
describir y espero que la nuestra sea una revolución en valores y principios
éticos.
¿Qué es la dimisión? Es una figura
política poco conocida en la historia republicana dominicana, pero que en el
mundo político civilizado es muy usada cuando hay presión social o vergüenza
personal (y ajena). Los reyes abdican, los presidentes y funcionarios dimiten y
los jueces se inhiben cuando renuncian a un caso. Tomando un ejemplo
cualquiera, con una persona cuyos casos
lo mantuvieron en el ojo del huracán por mucho tiempo y para su buena fortuna
ha sido encontrado inocente por la justicia dominicana: Félix Bautista. ¿Habrá
cruzado alguna vez esta figura de la renuncia por la mente del senador? La
realidad dominicana nos dice que la estrategia es mantener silencio sepulcral
hasta que los casos se resuelven en los tribunales. Mientras, en los países
desarrollados, los políticos dan una rueda de prensa, explican su versión y se
separan del cargo para evitar “distracciones” a la institución que sirven mientras
se resuelve el asunto.
El beisbol no es muy diferente a la
política, cuando hay un escándalo con un jugador, existe el temor de que esto
pueda afectar el desempeño del resto del equipo debido a esta distracción,
entonces apartan al jugador hasta que todo se aclare. Los gobiernos deben obrar
igual, separar las manzanas pintadas hasta que se demuestre que no están
podridas, porque basta con una persona
para empañar toda la gestión de una administración.
En estos días se ha descubierto que
la diputada por San Pedro de Macorís, Lila Alburquerque, también cobra un salario como embajadora, dato
que ella ha admitido al decir que la decisión la puso a disposición del
Presidente Danilo Medina. De acuerdo al El Nuevo Diario, Lila devenga un sueldo mensual de 891 mil 955 pesos con 90 centavos,
por sus funciones simultáneas como diputada y embajadora, pese a que la
Constitución lo prohíbe. “Ningún funcionario o empleado del Estado puede
desempeñar, de forma simultánea, más de un cargo remunerado, salvo la
docencia”.
Entonces, ¿para Lila lo que considere el presidente es
más importante que lo que ordena la Constitución en su artículo 144?. ¿Ella
tiene que esperar que la sustituya un decreto cuando la Ley No. 41-08 dice que
aceptar un segundo cargo equivale a la renuncia del primer cargo?
Art.
80.5 de la Ley No. 41-08: “La aceptación de un segundo cargo público
incompatible con el que se esté ejerciendo, supone la renuncia automática del
primero sin desmedro de la responsabilidad que corresponda”.
Por varios años impartí conferencias
y charlas en todo el país sobre la “Ética del Servidor Público y la Ley No.
41-08 de Función Pública” y si hay algo que no olvido son las
prohibiciones. Ese mandato de la Ley No.
41-08 sería automático si la Contraloría General se respetara a sí misma y lo
aplicara con el envío de nóminas de cada mes, sumariamente y no selectivamente.
Los problemas crean oportunidades, y aquí veo una oportunidad para el
desarrollo de las TICs, crear un sistema que detecte el número de cédula de una
persona en todas las instituciones, de manera automática y sin esfuerzo humano.
Supongo que ya cuentan con este sistema,
lo que es peor. Transparencia y rendición de cuentas: asignatura pendiente del
gobierno abierto en la República Dominicana.
Pregunto: ¿No conoce ella el término RENUNCIA? ¿Tiene que esperar a que el Presidente de la República decida? Siendo así, entonces vamos a distribuir equitativamente la responsabilidad de este problema que ocurre en un lugar del mundo llamado “Macondo”, y va de la siguiente manera: diputada Lila Alburquerque, Cancillería dominicana, Contraloría General de la República, y de acuerdo a la confesa infractora, Danilo Medina.
Lo más triste es que ella solo es un caso que sale a la luz, hay centenares de casos en la misma situación o peor, hay funcionarios que no han depositado su declaración jurada al día de hoy que vence el plazo, hay otros que del 2012 al 2016 han duplicado su fortuna a base de “salarios” porque no los conocemos como empresarios o magos de las finanzas, y hay otros que con media vida como funcionarios “no tienen nada que declarar” y unos que tienen demasiado. Hay casos como el de la senadora de Dajabón, Sonia Mateo que con un sueldo de casi 400 mil pesos dice que no le alcanza ni para una botella de agua. ¡Tremenda burla al pueblo!
Finalmente, en todo caso, la supervisora
inmediata de Lila es la Presidenta de la Cámara de Diputados, Lucía Medina, no
el Presidente de la República, Danilo Medina. ¡Bueno, es lo mismo! Aunque son
poderes del Estado "separados e independientes", están dirigidos por
hermanos (de sangre y partido) a la
cabeza de cada uno.
¡Qué
explicación tan absurda la de la Albuquerque! Mientras el presidente decide, ella
sigue cobrando los dos salarios. ¡Despierta pueblo dominicano!
Geovanny
Vicente Romero
Profesor
y Analista Político.
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