Sunday, June 1, 2014

Leyes de partidos en 46 democracias del mundo


Unidad de Partidos Políticos

Leyes de partidos en
46 democracias del mundo
Una perspectiva comparada para el debate dominicano



Omar Alejandro Pérez
Coordinador Unidad de Partidos Políticos
(Santo Domingo, 11 de marzo de 2013).La regulación a los partidos políticos es tema de debate desde hace más de unadécada en República DominicanaMuchos sectores de la opinión pública claman porque la pieza sea discutida en los hemiciclos delCongreso durante la primera legislatura ordinaria de 2014, iniciada el 27 de febrero pasadomientras que otros sectores siguencuestionando la deseabilidad o efectividad de la eventual sanción de la pieza.
Mientras se desarrolla el debate, conviene indagar las tendencias de otros paísespues como afirma Nohlen (2012), parafraseandoLichtenberg (en Röpke, 1946), “quien solo conoce su propio país, no lo conoce”. En ese sentidoeste trabajo analiza el aumentode la regulación a los partidos políticos en el tiempo y el espacio tras observar 46 democracias liberales: 18 de los 20 países deIberoamérica (no se incluyen Cuba y Puerto Rico) y las 28 naciones que actualmente son miembros de la Unión Europea.
1. Consideraciones iniciales
Existen dos posiciones antagónicas respecto al grado en que los partidos deben ser reguladosPor un lado, la que sostiene que suregulación debe limitarse entrictamente a lo necesariopor el otro, la que plantea que los partidos deben ser regulados al detallecomo garantía eficaz del buen funcionamiento democrático (Zovatto, 2006).
En esa línea, un marco legal predominantemente minimalista dará prioridad a la autonomía o autoderminación del partido y dejaráque cada uno determine su funcionamiento a traves de sus estatutosPor el contrariouno maximalistaprobablemente daráprioridad a garantizar la democracia internaaunque ello implique imponer mecanismos de forma obligatoria. Un ejemplo es elestablecimiento de primarias obligatorias y/o simultanéas, o que sean abiertas o cerradas.
La presencia o no de una ley de partidos no es indicador suficiente ‒como se ejemplifica más adelante‒ para ubicar a la legislaciónde un país dentro de las categorías de baja o alta regulación. Los puntos que puede abordar una legislación son diversos y tambiénlo son las variables en cada uno de ellosHabrá leyes de partidos que interferirán muy poco dentro de las organizaciones políticas. De esa forma ambas posturas podrán entenderse no como una dicotomíasino como un continuo, una escala de baja o altaregulación.
Ahora bienuna legislación sobre agrupaciones políticas escuando menosuna señal de que un país se ha planteado seriamente elproblema de la regulación jurídica de los partidos políticos y ha agotado el proceso que conlleva la promulagación de una ley.Cuando a esta legislación se le confiere la importancia de una ley especial, separada de la legislación electoral, se constituye en unindicador de que probablemente el país en cuestión se movió en dirección maximalista en relación con el nivel de regulación queexhibía.
Cada país tiene condiciones particulares que determinan cuánta regulación requieren los partidospero muchos de ellos compartenlo que Zovatto (2012) ha denominado una paradoja: los partidos registran promedios de credibilidad sumamente bajos por partede la ciudadanía; sin embargo, es la mayoría de esa misma ciudadanía la que afirma no concebir la democracia sin partidos“Esdecirque lo que está en crisis en todo caso son estos partidos en un contexto determinadopero no el concepto de la instutuciónde partidos” (p. 43).
El gran avance es que el concepto de partido es hoy menos odioso, dado que son entendidos como elementos necesarios de lademocraciaEs en esa línea que muchos consideran que para tener una buena democracia son necesarios buenos partidos.Encontrar fórmulas jurídicas que contribuyan a ese fin es aportar a rebasar “la paradoja”. La adopción de leyes de partidosconstituye un indicador aproximado de tendencias en el tiempo y en el espacio del grado en que un conjunto de Estados sedirecciona a buscar regulaciones apropiadas para los partidos de cada uno de sus sistemas políticos.
2. La regulación a los partidos en las leyes
Cuando no hay legislaciones especiales, la regulación a los partidos aparece integrada a las leyes o códigos electoralesque tienencomo prioridad reglamentar lo relativo al sistema electoral y al andamiaje institucional que lo pone en marchaMuchas vecescomoen el caso dominicanoesta regulación se limita a lo esencial.
Janda(2005) presenta tres areas de regulación a la vida político-electoral que se traslapan con la regulación directa a los partidos,pero que se enfocan, en lo esencial, en aspectos diferentes: la normativa electoral, la regulación de las campañas y la regulación alfinanciamiento político
La Figura No. 1 presenta las superposiciones de cada área de regulaciónque se caracterizan por su interdependencia; sin embargo, hay puntos distinguiblesPor ejemplo, en las leyes electorales hay previsiones administrativas como la composición de losórganos rectores del sistema, lo cual es totalmente separable de las demas áreas. A la vez, la ley puede establecer previsiones conrelación al financiamientobasadas en la campaña de los candidatos y no de los partidosAsimismo, los aspectos de democraciainterna de los partidos son ‒la mayoría de las veces‒ perfectamente identificables de aquellas del sistema electoral.
La preocupacion de los partidos por la influencia del dinero en la política o bien por cumplir con ciertas funciones presenta la opciónde una expansión del marco legal que regule las organizaciones políticas. En muchos casos la respuesta ha sido leyes de partidos y en otrosvarias legislaciones complementarias. Argentina, por ejemploaparte del Código Electoral, tiene tres leyes especiales: laLey de Partidos Políticos, la Ley de Primarias Abiertas y la Ley de Financiamiento a los Partidos PolíticosOtros paísescomoGuatemala y Honduras, han integrado amplias previsones en un solo acto legislativo.
Siguiendo a Richar Katz (en Janda, 2005), se puede establecer que las leyes concernientes a los partidos tienen tres objetivos: a)determinar qué constituye un partido político y las consecuencias de ello -acceso a recursos públicosacceso a la boleta electoral, etc.-, b) regular las actividades en las que los partidos deben involucrarse y c) asegurar en los partidos formas correctas deorganizacion y comportamiento (aspectos de la militancia y de la democracia interna).
El desarrollo de esas tres dimensiones puede llevar a un amplio esquema de regulaciónAsíCasal-BértoaRomée y Rashkova(2012), en su interesante estudio titulado Regulación a los partidos en una pespectiva comparada (Party Law in a CompartivePerspective) utilizan 12 categorías para evaluar el grado en que países europeos regulan a los partidos.
Este trabajo sigue el criterio utilizado por estos autores. De esa forma, se  considerarán leyes de partidos aquellas que hacen unareferencia textual a partidos políticos en su título, a excepción de leyes que no se limitan a este aspecto ‒tales como leyes sobreasociación política en sentido más general, leyes electorales o leyes predominante o casi exclusivamente enfocadas al financiamientoa los partidos‒ las cuales no son incluidas en este análisis (Casal-BértoaRomée, & Rashkova, 2012). Sin embargo, bajo criteriosmás ampliosmuchas de las leyes excluidas podrían ser consideradas leyes de partidosincluso muchas de ellas se refieren comotales.
3. Leyes de partidos en 46 democracias
El primer país en adoptar una ley espefica para los partidos políticosseparada de la legislación electoral, fue Venezuela (1964). Sin embargo, contrario a lo que algunos han sugerido, la práctica no es exclusiva de la región latinoamericana: en 1967 Alemaniaaprobó su ley de partidos y, como señalan Casal-BértoaRomée y Rashkova (2012), desde entonces ha sido considerada como la principal referencia en lo concerniente a la regulación a los partidos.
Así, el proceso que inicia en Américapero que toma verdadero impulso a partir de que Alemania aprobara su ley de partidos(Parteiengesetz), tiene fases y actualmente continúa siendo un tema de debate. Como muestra la Tabla No. 1, los años 90concentran casi la mitad de todos los países que adoptaron leyes de partidos, con 13 aprobaciones. En la siguiente década (2000) el ritmo volvió a los niveles observados en décadas anterioresaprobándose solo tres leyes de partidosPor su parte, El Salvadores el primer país dentro de los consideradosque aprobó una legislación específica de partidos en la segunda década del siglo XXI
La Gráfica No. 1 presenta como las leyes de partidos pasaron de no existir en la decada de 1950, a ser adoptadas en la actualidadpor 29 de los 46 países considerados en este análisisequivalente a 63 %. 
En la actualidadnueve países iberoamericanos (50 %) tienen leyes de partidos separadas de la ley electoral. Ecuador integró en 2009 la legislación referente a los partidos políticos y la legislación elecotral en el cuerpo legal denominado “Código de laDemocracia”sumandóse al grupo de Honduras y Guatemala que tienen una ley electoral y de partidos políticos en un solo bloque.
Por otro lado, con la Ley Electoral de 1988, Nicaragua derogó la ley de partidos que había prmulgado la Junta de Gobierno en 1983 (Álvarez, 2008). De esa forma se sumó a los centroamericanos Costa Rica, PanamáRepública Dominicana y México y alsuramericano Paraguay para integrar el grupo de seis países que no tienen una ley referente a los partidos
En términos cuantitativos, el caso de los países de la Unión Europea aventaja a los de Iberoamérica. De los 28 países, 17 (61 %)tienen una legislación específica en materia de partidos políticos separada de las legislaciones electorales y de las de financiamientopolítico.
Pudiera parecer que la ausencia en 11 países de la Unión Europea (39 %) de una ley de partidos bajo los criterios establecidos esun indicador de laissez fairepero esto no es asíDentro de la minoría de países de la Unión Europea que no tiene ley de partidos, en nueve existen leyes de financiamiento político. A excepción del caso francés y acorde con las traducciones aportadas por Party Law in Modern Europe(2014), todas ellas incluyen referencias a partidos políticos en sus títulosPor ejemplo, la ley francesa setitula “Ley sobre transparencia finaciera en la vida política(Loi n° 88-227 du 11 mars 1988 relative à la transparence financière de la vie politique)” y ha recibido numerosas modificaciones.
Esto quiere decir que bajo criterios más amplios, de los 28 países de la Unión Europea solo podrían exlcuirse dos que no hanelaborado leyes específicas concernientes a las actividades de los partidosIrlanda y el pequeño Estado de Malta.
Ahora biencomo se señalódilucidar si los partidos se inclinan a una regulación minimalista o maximalista desborda la cuestión de la existencia de leyes especiales o no, clasificadas de acuerdo con su objetivo escencial y su nomenclatura. La cuestión requiereanálisis de contenidosque es precisamente lo que hacenCasal-BértoaRomée y Rashkova (2012)y Zovatto (2006)en susrespectivos estudios sobre Europa e Iberoamerica.
En el primer caso el enfoque es cuantiativo[1] y exhibe las grandes diferencias existentes en el grado en que los países europeoshan adoptado una ley de partidosAlemaniapor ejemplodedica el 37.8 % de su contenido (dentro de los tópicos considerados) a lo que el estudio denomina “partido extraparlamentario” (elección de candidatosselección de autoridadesregistro de miembros,rendición de cuentas a la membresía, etc.). Con 115 menciones en este temaes la legislación que con más detalle norma alrespectocasi triplicando las 40 citas que hace la ley de partidos españolaPor otro lado, la legislación española es la que másatiende el tópico “actividad y comportamiento” (16 citas), mientras la alemana no hace mención alguna (Casal-BértoaRomée, &Rashkova, 2012).
De igual manera, el hecho de que El Savador haya adoptado una ley de partidos separada de la ley electoral no signfica que en esepaís el Estado tenga mayor intervención reguladora en todos los aspectos que Honduras, con su “Ley Orgánica Electoral y de lasOrganizaciones Políticas”Por ejemplomientras la ley salvadoreña deja en manos de los estatutos de las organizaciones losmecanismos para la elección de candidatos y de las autoriadades del partido, la hondureña especifica mecanismos obligatorios paratodos los partidosEfectivamente, en Honduras las primarias se celebran con la supervisión del órgano electoral, son simultáneas y el padrón es abierto (toda la ciudadanía apta puede votar independientemente de su militancia partidista). Incluso, en el caso de lasautoridades, la legislación hondureña establece la modalidad de movimientos políticos internos para canalizar las aspiraciones.
Al hablar de las grandes variantes en las instituciones jurídicas relativas a los partidos políticos en los sistemas del mundoconvienetraer a colación un cita de Duverger (1970) al referirse al parlamento mayoritario y la concentración de poderes en Inglaterrra, encuyo esquema la división de poderes le resultaba puramente ilusoria:
Pese a todo, el partido minoritario no tiene que temer las vejaciones o las persecuciones de la mayoríaSabe que su vozpodrá elevarse siempre libre y clara en el seno del Parlamentoque ninguno de sus miembros será jámás perseguido por susdiscursos o sus votosPero la garantía suprema de esta independencia no se encuentra en las instituciones británicas sino,unicamente, en el sentimiento profundo de libertad que anima al pueblo inglés y que le haría levantarse como un solo bloquecontra la violación de los derechos de la minoría (p. 265).
La inclusión de esta cita se justifica en que al hablar de “sentimiento profundo de libertad” Duverger se refería obviamente a lacultura política del pueblo inglés. De esa forma, afirmaba que los valores políticos lograban lo que entonces muchas instituciones noconseguían.
La cuestión de los valores políticos en cada contexto nacional reafirma la idea de que la pregunta sobre cuánta regulación a lospartidos necesita un sistema político para su correcto funcionamiento debe responderse en cada democracia de manera particular. No obstante, el estudio comparado brinda numerosas pistas.
A la vezdebe procederse con cautelatomando en cuenta lo dicho por Janda (2005):
La regulación a los partidos no es solo controversial respecto a los efectos perseguidos; [las leyes de partidostambiénconllevan consecuencias no perseguidasincluso cuando experimentados actores políticos trabajan en forma multipartidistapara llegar a dicha regulación (p. 7).
En ese sentidoZovatto (2012) se pronuncia a favor del gradualismo:
Lo importante es tener claro el sentido de dirección de la reforma y luegomediante aproximaciones sucesivasir avanzadoese ideal, que es otro aspecto positivo del gradualismo de las reformaspues las posibles equivocaciones no serán tandañinas o bienpuede retrocederse con más facilidad (p. 58).
4. Consideraciones finales
Las leyes de partidos son una tendencia tanto en Iberoamérica como en Europa y sus contenidos pueden ser tan variados comolas realidades contextuales propias de cada país.
Es un error importar de golpe y porrazo modelos que han tenido éxito en otros lugaresCiertamente, la posibilidad de que unalegislación a los partidos tenga efectos no esperados impone el gradualismo. En el caso dominicano, el sentido de la reforma hasido ampliamente discutido: se quieren partidos más democráticos a lo interno, se quieren partidos más transparentesquefuncionen en un contexto electoral más equitativo entre oposición y oficialismo y entre partidos grandes y pequeños.
En ese ordendesde finales de la última década del siglo xx, República Dominicana realiza esfuerzos serios para la aprobación deuna ley de partidos. De hechoOnofre Rojas[2], en entrevista para OPD (2014) afirmó que al plantearse en 1996 el reto de lareforma y modernización del Estadoque dicho proceso no era concebible sin tocar los partidos políticos como elementos centralesde la democracia.
Con esa idea latente, se ha atravesado un largo periplo, pero aún República Dominicana no ha superado los retos de la voluntad y el concensopara darse una legislación específica en materia de partidos políticosubicándose, de esa forma, en la minoría de lospaíses de Iberoamerica y la Unión Europea que aún no lo han hecho.
En opinión del autor, los partidos que han dominado el Congresoque votaron las leyes que impulsaron la reforma y modernizaciónde diferentes sectores en las últimas dos decadastienen el reto mayor de aprobar una legislación que ayude a impulsar su propiareforma y modernización.
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