Friday, December 11, 2015

La envidiable política española


Hoy alguien compartió este interesante análisis sobre la política española actualmente, el cual fue publicado en el diario El País. Al leerlo, me sentí con un poco de esperanza en la forma de hacer política en la República Dominicana, ante acontecimientos como estos, debo admitir que al igual que el redactor del artículo, iré cambiando mi idea fija sobre la manera en que hasta el día de hoy en mi país se ha manejado el tema político. Guardo la esperanza de qué en un futuro no muy lejano, veré un escenario donde los candidatos discutan ideas, se respeten mutuamente, que se dé paso a la nueva generación política que tiene mucho que aportar y deseos de construir una mejor nación, apuesto a un cambio. #EB

La envidiable política española
Con Rivera e Iglesias hay un salto de calidad frente a la podredumbre política pasada

 
El fracaso es la oportunidad de empezar de nuevo con más inteligencia. Henry Ford

Arranca la campaña electoral española y hay razones para alegrarse. Lo viejo de la política española es para llorar, y ahí sigue, personificado en la figura de Mariano Rajoy. Pero lo nuevo, representado por Pablo Iglesias y Albert Rivera, los líderes de Podemos y Ciudadanos, nos presenta con la grata noticia de que el mundo político en España empieza a gozar no solo de buena salud sino de un grado de madurez, decencia y racionalidad que deja en evidencia a las democracias más antiguas.
 
Puede que se sorprendan al leer estas palabras aquellos españoles que tanto disfrutan con la autoflagelación patria. Me sorprendo a mí mismo ya que soy de los que lleva años diciendo que en la política española lo que reina es la mediocridad. Partía siempre de la premisa de que en el país donde nací, Gran Bretaña, en otro donde trabajé como corresponsal, Estados Unidos, y en Francia, la cuna de la Ilustración, la política se ejercía con una seriedad y sofisticación manifiestamente superior a lo que veíamos en España

Pues ya no. De manera algo inquietante, ya que no hay nada más desgarrador que abandonar una idea fija, iba sospechando últimamente que algo estaba cambiando. Lo que me acabó de abrir los ojos fue el debate de la semana pasada entre Iglesias, Rivera y el líder del PSOE, Pedro Sánchez.

La seriedad, la rapidez mental, el manejo de los datos, la agilidad verbal y, pese a sus diferencias, el trato mutuo respetuoso que exhibieron los jóvenes dirigentes indica que estamos frente a una nueva realidad, que el futuro de la democracia en España está en buenas manos.

Lo que se detecta es no solo un salto de calidad respecto a la podredumbre de la política española de los últimos 20 años, sino un nivel de sensatez y cordura difícil de encontrar hoy en día en cualquier otro lugar del mundo.

El chulito Aznar; el endeble Zapatero; la momia Rajoy: lamentable que desde 1996 esto fuera lo mejor que la política española haya sido capaz de producir. Se presentaban en foros internacionales o se reunían cara a cara con los jefes de gobierno del norte de Europa, o Estados Unidos, y no estaban a la altura. Sabiéndose impostores en semejante compañía (sí, Aznar en el fondo también), los tres a su manera se achicaban, visiblemente incómodos cuando eran invitados a subir a las mesas de la gente grande. A lo largo de estos años personas que han ocupado altos cargos en la Foreign Office o en el 10 de Downing Street me han dicho que tanto los jefes de gobierno británicos como los franceses, alemanes, holandeses y otros han llegado a sentir vergüenza ajena a la hora de sentarse a dialogar con individuos de tan bananero nivel

Posiblemente Mariano Rajoy vuelva a ganar las elecciones españolas, por un escaso margen. Pero el futuro pertenece a Ciudadanos y Podemos, y quizá a un PSOE que asimile el dinamismo y algunas ideas de Podemos. El día que Rivera o Iglesias, hombres inteligentes y capaces en cualquier contexto, se sienten en la mesa con los que gobiernan en Estados Unidos, Francia o Gran Bretaña —o cualquier otro país— ni ellos ni los españoles tendrán motivos para sentirse avergonzados

 

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