En la
última década los jóvenes profesionales dominicanos se han visto beneficiados
por las múltiples oportunidades de educación superior para realizar estudios
en importantes universidades del
extranjero en diversas partes del mundo. El resultado de esto es que tenemos
una gran cantidad de recursos humanos ampliamente capacitados y con todas las
herramientas para poder aplicar sus conocimientos en áreas de vital importancia
para el desarrollo humano y económico de nuestro país, como lo es, la
educación, las políticas públicas, la salud, la agricultura, entre otros.
Sin embargo, surgen las siguientes incógnitas ¿Están
de las manos las oportunidades educativas con las oportunidades laborales? ¿Nos
hemos preguntado si acaso no se han beneficiado los países donantes de estas
oportunidades a través de la fuga de cerebros? ¿Qué podemos hacer para que este
capital humano vuelva a trabajar en pro del país sin poner en detrimento su
carrera profesional?
Cuando
hablamos de educación en igualdad nos referimos ciertamente a las oportunidades
que tienen los jóvenes de excelencia académica, sin distinción de clases
sociales, de acceder a una educación superior de calidad. Gracias a los
distintos programas de becas otorgadas por algunas instituciones como la
MEESCYT, Fundación Carolina, AECID, Organización
de Estados Americanos (OEA), entre otras, un gran número de jóvenes han podido
acceder y prepararse. El gran reto lo tenemos en la aplicación de estos
conocimientos y en las oportunidades laborales. En el país aún persiste
ese mal social conocido tradicionalmente
como “la cuña” para poder acceder a un
puesto de trabajo.
Todo lo anterior, unido al clientelismo político forma un gran
sesgo para los jóvenes egresados. A consecuencia de esto tenemos entonces la
fuga de cerebros hacia los países donantes y el aumento de la emigración a
países donde las oportunidades de empleo son más igualitarias para algunos,
como los médicos, pero también el desperdicio de capital, pues muchos deciden
emplearse en trabajos donde no se requiere ninguna capacitación pues piensan
que aun así ganan más que si trabajaran en su propio país.
En
respuesta a esto, instituciones como la MEESCYT han creado una bolsa de empleo
para los egresados dominicanos que hayan participado en un programa de
becas, pero en un país donde la
tradición en el mercado laboral tanto público como privado ha sido el “amiguismo” y “el clientelismo político” se puede confiar en un banco de datos de
una institución pública?. Posiblemente debamos explorar las posibilidades de un
acercamiento y potenciación de las redes sociales públicas y privadas. Esto es
un avance significativo mas no una solución absoluta.
Si queremos construir una sociedad igualitaria para
todos, sin exclusión social y laboral, entonces debemos hacer partícipes a
todas las instituciones tanto públicas como privadas. Nuestro país no avanza solo con la
participación de las empresas públicas, todos estamos en deber de hacer una
sociedad inclusiva. La propuesta sería entonces crear una red de base de datos
donde todas las instituciones tanto públicas como privadas puedan acceder y
donde todos los estudiantes capacitados en distintas áreas puedan tener
igualdad de oportunidades.
Esto debe ir de la mano con una campaña de comunicación y apoyo de parte
de las instituciones y un compromiso ético para brindar igual oportunidad a
todos, tanto a los profesionales formados en el exterior como en las
universidades locales del país. Esto
conviene a todas las partes, pues las empresas se beneficiaran de un capital
humano que desarrollará su trabajo con calidad y eficiencia; a la vez se estará
fomentando la inclusión social y la lucha contra la pobreza y el desempleo pues
no habrá desigualdad de clases sociales en esta participación.
Solo así
dejaremos de ver profesionales con unos grandes conocimientos trabajando en
empleos de obreros en un país extranjero. Solo así podemos recuperar la confianza
en nuestro país y trabajar en y para él mismo, construyendo un desarrollo económico
sostenible con nuestro propio capital humano, que nos permita salir del
subdesarrollo para coquetear con el tan anhelado desarrollo.
“Si queremos educar en igualdad debemos
hacerlo desde la igualdad de oportunidades para todos”.
Centro de Políticas Públicas, Desarrollo y Liderazgo RD (CPDL-RD)
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